Miguel Crispi desató una controversia al referirse a la venta de la casa de Salvador Allende en Providencia, generando malestar en el mundo político. El asesor de gobierno cuestionó el acto, sugiriendo que iba contra la memoria histórica. «Se vendió un símbolo importante de la democracia chilena», dijo en una entrevista. Sus palabras encontraron rápido eco en el debate público.
Crispi también sostuvo que se debía analizar «el tipo de señal» que acciones como esta proyectan sobre el respeto al legado de Allende. «No se trata solo de bienes materiales, sino de lo que representan», afirmó. Desde su entorno aclararon que su intención no era personalizar las críticas en la familia Allende. Sin embargo, el daño ya estaba hecho a nivel mediático.
La polémica puso en evidencia las tensiones internas en el oficialismo y la fragilidad de ciertas alianzas. Figuras del Partido Socialista y otras colectividades criticaron los dichos de Crispi. El tema se instaló en redes sociales y en la agenda política, obligando a varios actores a fijar postura. Se espera que el tema siga generando repercusiones en los próximos días.