Una conversación telefónica filtrada entre Miguel Crispi y colaboradores del gobierno activó una investigación que involucra a Isabel Allende. Según revelaciones recientes, durante las llamadas se habrían mencionado gestiones sobre temas sensibles. «Llamó hasta al portero del Ministerio», señalaron fuentes cercanas al caso. Este hecho habría motivado la apertura formal de diligencias.
El diálogo, captado en el contexto de otra indagación, habría dejado en evidencia comunicaciones impropias respecto a bienes patrimoniales. «Es necesario esclarecer si hubo tráfico de influencias o vulneración de protocolos», indicaron desde la Fiscalía. El impacto político fue inmediato, especialmente entre figuras históricas del socialismo chileno. Isabel Allende negó cualquier irregularidad en su actuar.
El episodio alimenta tensiones internas en el oficialismo y expone la fragilidad de las confianzas políticas. Diversos sectores pidieron transparencia total en el esclarecimiento de los hechos. La investigación sigue su curso mientras aumentan las presiones mediáticas. Se espera que nuevos antecedentes surjan en los próximos días, complicando aún más el panorama.