En el corazón de la Región de la Araucanía, Simón Crisóstomo Loncopán, un joven geógrafo mapuche, ha asumido un rol destacado en la defensa de su territorio ancestral. Su labor se centra en el Parque Nacional Villarrica, un área rica en biodiversidad y profundamente significativa para las comunidades mapuche. Desde 2017, Loncopán ha trabajado incansablemente para desarrollar un modelo de gobernanza que combine la conservación ambiental con la participación activa de las comunidades indígenas, garantizando que sus voces sean escuchadas en la gestión del parque. Este enfoque busca no solo preservar el entorno natural, sino también honrar la conexión espiritual y cultural que los mapuche tienen con la tierra.
El modelo de gobernanza propuesto por Loncopán implica un cambio radical en cómo se administran los espacios protegidos en Chile. Tradicionalmente, estas áreas han sido gestionadas sin una participación significativa de las comunidades locales, lo que ha generado tensiones y conflictos. Loncopán ha impulsado la creación de mesas de diálogo y mecanismos de consulta, donde las comunidades mapuche pueden expresar sus necesidades y prioridades. Este enfoque participativo ha permitido establecer acuerdos para actividades como el turismo sostenible, la protección de recursos naturales y el fortalecimiento de prácticas ancestrales, creando un equilibrio entre la modernidad y las tradiciones indígenas.
Además, la labor de Loncopán ha trascendido el ámbito local y ha inspirado iniciativas similares en otras regiones de Chile. Su liderazgo destaca la importancia de reconocer a las comunidades indígenas como actores clave en la conservación del medio ambiente, subrayando que sus conocimientos tradicionales son esenciales para enfrentar los desafíos globales como el cambio climático. Este esfuerzo representa un ejemplo concreto de cómo el respeto por la diversidad cultural puede integrarse en políticas públicas, promoviendo una visión más inclusiva y sostenible para el futuro de los territorios protegidos en el país.