En Valdivia, la línea entre lo público y lo privado se desdibujó dolorosamente para una funcionaria del Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama). Un eco digital inesperado la alcanzó cuando colegas filtraron videos íntimos, nacidos en la plataforma Arsmate como una fuente de ingresos extra, navegaban sin permiso por los chats de WhatsApp de sus compañeros de trabajo.
La funcionaria, que utiliza la plataforma Arsmate para vender contenido para adultos, se encontró en el centro de una violación a su intimidad. Estos videos, inicialmente compartidos en ese espacio privado, fueron difundidos sin su consentimiento, exponiéndola a la mirada pública y a una oleada de juicios en su entorno laboral.
La profesional, ahora expuesta y vulnerable, vio cómo su espacio más personal era invadido y juzgado por sus propios pares. El respaldo institucional llegó, pero no logró disipar la sensación de desamparo y el impacto en su bienestar emocional y profesional.
Con tres años dedicados al Senama en Valdivia, la funcionaria no solo lidia con la angustia de la exposición, sino también con las ondas expansivas que este acoso digital genera en su entorno laboral y familiar. Su historia enciende una luz de alerta sobre la fragilidad de la intimidad en la era digital y las dolorosas consecuencias de su vulneración.