El reloj marcaba la tarde del jueves 24 de abril cuando la calma del Estadio Municipal de Calera de Tango se hizo añicos. Un hombre irrumpió en el gimnasio, sembrando el terror con cinco disparos a quemarropa dirigidos al profesor de karate Claudio Báez Rubio. La escena, desgarradora, se desarrolló ante los ojos de diez niños y adolescentes, cuyas edades oscilaban entre los 10 y 17 años, y de dos apoderados que presenciaron el horror.
El agresor, con la frialdad de quien busca un objetivo, preguntó por el instructor, lo identificó y desató la descarga de su arma antes de esfumarse a pie, dejando tras de sí una estela de pánico en dirección a Talagante. El maestro de karate quedó tendido, debatiéndose entre la vida y la muerte, con una bala alojada en su mandíbula. La urgencia lo trasladó al Hospital Parroquial de San Bernardo, donde la incertidumbre pende sobre su estado crítico.
La Municipalidad de Calera de Tango alzó la voz para repudiar esta «cobarde acción delictual», anunciando acciones legales a través de una querella contra el responsable. La comunidad de Calera de Tango se estremece ante este acto de violencia sin sentido, que irrumpió en la cotidianidad de un espacio dedicado al deporte y la formación.