En una sesión clave de la comisión política, el Partido Socialista decidió no avanzar en una moción para remover a su presidenta Paulina Vodanovic. Pese a la tensión interna, ningún dirigente formalizó una propuesta de destitución, evitando fracturas visibles. «No hubo votos, no hubo gestos, nadie quiso quedar marcado», comentaron fuentes presentes en la reunión. La líder socialista continuará en su cargo, aunque con su liderazgo cuestionado.
Vodanovic enfrentaba críticas por su estrategia electoral y la conducción del partido en tiempos de fragmentación de la izquierda. Sin embargo, el temor a profundizar divisiones pesó más entre los asistentes. «El temor a un quiebre mayor dentro del partido pesó más que las críticas», revelaron dirigentes. El PS buscará ahora concentrarse en la reestructuración de listas para las próximas elecciones municipales de octubre.
Aunque la mandataria socialista superó el intento de desplazamiento, su situación política quedó debilitada de cara al futuro. La presión interna no ha desaparecido y podría recrudecer en los próximos meses, especialmente si los resultados electorales son adversos. Por ahora, el Partido Socialista apuesta por mantener las apariencias de unidad mientras se prepara para nuevos desafíos.