María José Prieto salió con furia a defender a su esposo, Cristián Campos, luego de que Rafaella di Girolamo lo acusara de abuso sexual. En el programa Bombastic, Prieto relativizó el valor probatorio de la denuncia: acusó a Di Girolamo de “trastornos de personalidad” y de fabricar historias sin testigos ni corroboración. Sostuvo que “es palabra contra palabra” y puso en duda la veracidad de cada uno de los tres casos denunciados.
La actriz no dudó en indagar en el pasado de la querellante, afirmando que Rafaella acudía al psicólogo mintiendo, que vivió una adolescencia difícil en Nueva York expuesta a fiestas y drogas, y que su relación con su padre biológico era violenta. Para Prieto, esos antecedentes habrían influido en la supuesta formulación de la denuncia, proyectando en Campos historias ajenas a su conducta.
El momento más conmovedor llegó cuando Prieto comparó su experiencia personal —la denuncia a su propio agresor a los 9 años tras años de silencio— con el caso de Rafaella. Se preguntó por qué la profesional de la salud habría demorado tanto en hablar con su madre o con ella misma, tras supuestamente recordar el abuso en 2010. Para Prieto, la tardanza cuestiona la urgencia de la denuncia y pone en evidencia sus motivaciones personales.