Un chileno, con un currículum delictivo que abarca continentes, irrumpió en la tranquilidad de «The Capital Burger» en Washington D.C., apuntando su mira a un objetivo de alto perfil: el bolso de Kristi Noem, secretaria del DHS. Mario Bustamante Leiva, de 49 años, fue detenido tras un robo que involucró documentos oficiales y una suma considerable de dinero, poniendo en jaque la seguridad de una figura pública y desenterrando un historial criminal que cruza fronteras.
La detención de Bustamante Leiva, oriundo de Santiago, no es un hecho aislado. Su prontuario internacional, que incluye arrestos y condenas en Londres, donde un juez lo tildó de «deshonesto hasta la punta de los dedos», lo precede. Ahora, la investigación se centra en su posible vinculación con una red de robos y fraudes que opera en la costa este de Estados Unidos, planteando interrogantes sobre la sofisticación de sus operaciones y la extensión de sus contactos.
Kristi Noem, utilizando sus redes sociales, agradeció la rápida acción de las autoridades y aprovechó la ocasión para reiterar la importancia de reforzar las medidas de seguridad, alineándose con las políticas de la administración Trump. El robo, más allá de la pérdida material, se convierte en un símbolo de la vulnerabilidad de figuras públicas y la necesidad de una mayor protección.